jueves, 18 de enero de 2007

Viento y nubes

Tan corta sucedió la noche,
tan tranquila...
entre las charlas, los masajes,
las caricias controladas.
Tu sonrisa, tus labios
que deseé, perdí.

Sin quererlo, el Sol subió,
se dejó ver tras las ranuras
de una persiana próxima,
intentando no inmiscuirse.
Pensando que su luz
pudiera romper algo.

Perdóname...
Hubiera deseado no romper
en llanto, en balbuceos.
En abrazos.
Besos, siempre ajenos
a tus labios.

Lo siento, olvidé lo fiel
que eres a tus decisiones.
Recordé que tú querías
haberme amado.
Yo lo hice, por encima de mi,
por encima de todo.
Y no te odio, no podría.

Todo permanece ahora
como un sueño,
de esos que tengo
cuando no he dormido.

Mis dedos saben aún
a la sal de tus lágrimas
que voy a adormecer
en el Atlántico.

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