La calma en las paredes
me hace sospechar
que no estoy vivo.
Me obliga a confirmar
que tu no estás
y no piensas venir.
El Sol se ha puesto hoy
en algún sitio
de esos que tu sueles frecuentar.
Y qué más da...
Ya te he dejado de escribir,
te he dejado de llamar
y tú has dejado de sentir.
Estando juntos, conseguiamos
dominar nuestros instintos.
Ahora yo pretendo desatarlos
y saltar del mundo,
encadenarme a alguna roca
que se estampe contra el Sol
y ser el rayo de luz
que entre, un segundo
en tu habitación.
viernes, 19 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario