Queda frío el café,
como tus manos frías
sobre mi espalda
y tu llamada.
Tus miradas en las fotos
el día antes.
Quedan frías las ansias
por vivir y por venir
que habitaban la caldera
en mi cerebro.
Quedan frías, como lejanas,
tus palabras de cariño
en la escalera
y el saludo que a diario
te compraba, tan ingenuo.
Quedan fríos los momentos
que ocupaba la pasión,
las ganas de explotar.
Congelan los recuerdos
que me quedan, irrompibles.
Los silencios soportables,
la memoria de tu tacto.
Quedan fríos mis versos,
mi conformidad.
viernes, 19 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario