Es obvio que nuestro estado de animo nos frena o nos acelera a la hora de hacer algo... de emprender nuevos proyectos. Yo desde siempre he sido muy inquieto, he necesitado hacer algo creativo. Quienes me conocen saben la de ideas que tengo en mi cabeza, que no acabo de desarrollar o que ni siquiera empiezo, amen de esas que sí nacen, y lloran, y comen.
Hace poco compre cuerdas nuevas para la guitarra, retomé al ejercicio fisico matinal, volvi a escribir lo que me salia de dentro, hice un par de reportajes fotograficos, comencé a maquetar una idea de fanzine, acepte una propuesta de colaboración con el Ayuntamiento, me metí nuevamente en la búsqueda de piso, replanteé mis vacaciones...
Y todas estas cosas llenas de matices. Cada una con su proposito (o no). Cada una alimentada por decenas de ilusiones.
Proyectos o propósitos... ¡intención al menos! Embarcarme dulcemente, apasionado. Dejándome llevar.
viernes, 19 de octubre de 2007
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