martes, 23 de octubre de 2007

Buuuu!!

No hace mucho hablaba del poder de las palabras, pero como es obvio, una palabra no mata con sólo pronunciarla! se necesitan una serie de circustancias, donde la situación de la victima es una de las más importantes.

Estoy aquí, haciendo mi trabajo, poniendo algo de musica, y normal a las 3:30 de la madrugada, para quienes hemos cenado poco y aun nos quedan horas de vigilia, es que nos entre hambre.

Está empezando a sonar Welcome, Ghosts, del grupo Explosions in the Sky. Un tema muy apropiado cuando mi intención más inmediata es bajar a la cocina de este monstruoso establecimiento por si hubiese algo que disfrutar.

Cruzo el Buffet, asegurándome con cierta pena, que las máquinas de café y agua caliente están desconectadas, por lo que tendré que prescindir de mi taza de té. continúo hasta la hilera de cámaras frigoríficas y veo luz en la de desayunos, donde almacenan las galletas! Distingo al fondo la silueta atareada de quien tendría que evitar situaciones similares... el guardia de seguridad.

-Buenas noches.

Mi tono fue firme, pero con cierta sorna. El vigilante da un respingo. Sus pulsaciones se han acelerado y el oxígeno que viaja continuamente a su cerebro parece detenerse por unos segundos. Los que tarda en darse la vuelta e identificarme, firme junto a la puerta, con mi traje negro, las manos en los bolsillos, entre una neblina pálida que su estado ha generado.

Es el poder de la palabra! aunque no es buen ejemplo. Cualquier palabra le hubiese producido el mismo efecto! ¿O y si se hubiese girado, sin decir yo nada, y me hubiese visto observándole con mi sonrisa diabólica, totalmente silencioso en mitad de la noche, en unas instalaciones atormentadas por sonidos extraños...?

Esto me hace pensar en otro de los miedos que condicionan al ser humano. El miedo a ser reprendidos. Visto así... ¿guarda relación con el Miedo como tal? ¿con el Miedo por la pura supervivencia? El Miedo a lo desconocido...

Porque sin duda, para quienes abarcan algo de conciencia social, el miedo a ser reprendidos existe. Está en la evolución de la persona y la moral aprendida. Esto confunde un poco la creencia que yo tenía de que el único miedo era el que se refería al factor de la supervivencia... ¿Por qué tememos entonces a una represión que no atenta contra nuestra vida, sino contra el concepto social que se tiene de nosotros? ¿Por qué somos capaces de perder el Miedo a la Muerte sin la obligatoriedad de que hayamos perdido el miedo a que se cuestione nuestro orgullo y nuestra integridad?

O quizá el respingo no fuera por encontrarse robando galletas, sino porque pensase que un alma en pena (muy educada, eso sí, no todas dan las buenas noches) se llevaría su alma, no en pena, pero sí triste, a una Muerte atroz, o vayase usted a saber donde.

¿Y para qué me planteo toda esta serie de mamarracheces? Debería prestar más atención al capuccino que saqué de la máquina de personal y a la bollería que han de hacerme compañía durante unos minutos. Luego... combinaremos momentos de silencio, de música, de crujir de muebles, puertas, conductos, y quien sabe... si de alguien que me dé las buenas noches.

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