Es algun tambor que suena
al otro extremo del valle.
Se convierte en melodia
cuando roza con los arboles.
Y las palabras que escribiste
en este banco,
son tu nombre y el mio
y las horas que pasamos
juntos.
Escucha el susurro...
mientras unes tu mejilla
fuego
a mi mejilla helada.
Cubre nuestros cuerpos
con la manta
y devuelve tus manos
a mi pecho.
Son sirenas que deambulan
en la tempestad mediatica,
envolviendo nuestro lecho...
Tu mirada entusiasmada
que se topa con mi boca.
Espero tus besos
cuando cierro los ojos
y mis labios se abren
cuando no los tengo.
¡Se resquebrajan!
Igual que el glaciar
al que el Sol
observa demasiado.
No tengas cuidado.
_
domingo, 30 de marzo de 2008
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2 comentarios:
La madera de un banco es una memoria que seguro guarda celosa cada palabra, cada sentimiento, cada mirada…no hay miedo a que el olvido carcoma esos sentimientos y menos con esa luz que se esconde entre tu poema.
Un saludo.
Un placer leerte javier! gracias por pasarte por aqui y dejarme tu comentario.
Saludos!
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