Me voy a permitir copiar un poema de este escritor onubense. Para mí, es de lo mejor que he leído nunca. Señalaré algunos de los versos que más me gustan.
Dejadme caminar conmigo mismo
o, cuando más, del brazo de mis sueños
por calles apagadas,
por silencios,
por larguísimas noches sin salida
a las sucias mañanas
de mujeres con cestas y con prisas,
de gritos, de pregones,
de un estúpido afán por hacer cosas,
de un inutil deseo de ponerse a bien con Dios
sin renegar del todo del diablo,
de un repugnante afán
por conocer la marcha de la guerra
o el precio de la carne y las patatas.
Quiero no diluirme,
no perderme en ese laberinto de pasiones
por cosas que no atañen a mi ser,
que no caldean mi sangre;
yo pretendo buscar mi propia esencia,
mi razón de existir como quien soy,
mi para qué,
mi camino hacia un algo que no sé lo que es,
ni donde está,
ni si es algo bueno o malo.
¡Cómo siento temblarme por las carnes,
por la piel y los huesos,
por la médula misma de mi vida,
la urgencia de encontrar ese algo,
ese alguien,
eso
sin lo cual soy tan sólo un estúpido muñeco
que zascandilea sin motivo
de aquí hacia allá.
de allá hacia cualquier parte!.
Necesito estar solo
porque presiento
que sólo en soledad podré encontrarme
cara a cara con eso
que, muy posiblemente, soy yo mismo.
Y preguntarme sin rodeos
qué es y dónde está ese algo que me falta
para ser más yo mismo todavía.
Después podré volver a ser un hombre
que juega al dominó,
que va a los toros,
que cuida del color de sus corbatas,
que nunca olvidará mandar sus crismas
ni sus felicitaciones onomásticas
a todos los que viven en la tierra.
Después podré tener un niño en brazos,
acariciar un perro,
regar unas macetas,
mirar a las muchachas dulcemente,
cantar mientras me afeito,
quizá bailar un poco los domingos...
Pero, mientras me llega ese momento,
mejor será dejarme a solas con mi angustia,
sin hablar,
sin preguntarme nada,
sin forzarme a que os hiera
con los ásperos filos de mi palabra desesperada,
a que os pisotee cruelmente,
en mi obcecado andar hacia mí mismo.
jueves, 1 de febrero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
ese poema lo escribió mi tio, lo había leido algunas veces pero hoy me doy (me haces dar) cuenta de que verdaderamente es bonito, un saludo
Tu comentario paso inadvertido para mi hasta hoy, más de tres años despues que he necesitado reencontrarme con la poesia de tu tio.
jesus me compraba paraguitas de chocolate en la Espanhola cuando era una peque. Un gran homre y poeta
no sé qué ha pasado que me ha llegado un comentario al mail pero no ha salido publicado aquí... lo copio tal cual me ha llegado!!
Carmen ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Poema de mi mismo (Jesús Arcensio)":
jesus me compraba paraguitas de chocolate en la Espanhola cuando era una peque. Un gran homre y poeta
Publicar un comentario