viernes, 18 de mayo de 2007

La estudiante

No lo sabe.

La situación es difícil
y los tiempos cambian.

La estudiante se calma.

El ladrido, a veces oscuro
otras veces meditado
saca de su escondite
a los demonios.

Los pinceles limpios
los libros ordenados, intactos.

Los cuadernos llenos

de palabras ajenas

nos revelan su inexperiencia.

Ella, cansada la mano
de lamentarse.
Tumbada el alma
boca arriba en un espejo.

Sola, tras tanto aguantar

su presencia.
Sigue sin saberlo.

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