Tus manos recorren
mi cuerpo
con el mismo entusiasmo
de tu voz.
Con la inocente alegría
de no pensar
o de tenerlo ya
todo pensado.
Tus labios desaparecen,
convirtiéndose
en impulsos, sensaciones.
En un empezar a amar,
a temer con condiciones.
lunes, 7 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario