Me sigo meciendo
en el recuerdo de tus besos,
que como la sal de Atlántico
me mantiene a flote.
Recuerdo tu voz,
la melodía con que me hablas,
que al igual
que el musical oleaje
me seduce a adentrarme
más y más
en la complejidad,
en el peligro de tu carne.
Retengo en vano tu perfume,
poderoso aroma, que me evoca
a Océano
cuando no puedo pisarlo,
cuando no puedo nadar sin rumbo,
sin miedo a perderme
y olvidar que tengo un cuerpo
que me amarra.
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sábado, 5 de abril de 2008
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