Subo con un donuts y un capuccino de la máquina de personal. Esta un poco mejor que el café normal que dispensa el mismo aparato, aunque demasiado cacao. No para mi gusto, sino para la poca tolerancia de mi organismo a esta 'droga'.
Muerdo el donut, y de paso la servilleta mientras leo algo de prensa online. Esto de no ver la televisión lo desconecta a uno del Mundo, (en la mayoría de los casos para bien)
Recibo una llamada perdida... la contesto. Es una sensación agradable saber que hay gente que se acuerda de ti a las cuatro menos diez de la madrugada... un Domingo...
Busco algo de música para escuchar... sigo necesitando música nueva, grupos que no haya oído antes y que aporten algo a mi ánimo.
Se me olvidaba que estoy trabajando... Este donut está un poco raro, no da sabor a nada... malditos productos refrigerados!
Me hace gracia la gente que se cree estandarte de la moral, la educación y la generosidad, como mienten y ocultan la verdad cuando saben que alguien puede sentirse ofendido o afectado por sus acciones. Pero me da pena cuando alguien me cuenta que una persona de la que no lo esperaba, ha tenido ese comportamiento. ¿Quien es culpable ahí? ¿Quien miente? ¿O la persona que esperaba otra forma de actuar de la primera?
Muchos nos esforzamos por no tener que esperar nada de nadie. Vivir nuestra vida de forma totalmente independiente (que no necesariamente egoista), y así estar al margen de decepciones, desengaños y desencantos en general propiciados por conductas de terceros/as. Pero ¿realmente es posible? Ser un ser social al margen de los demás, sin que nada nos afecte... Empiezo a pensar que la práctica habitual de citar lo que nos afecta, es completamente erronea. ¿Y si en vez de eso, procuramos identificar lo que de verdad no nos condiciona en nada? Creo que no se me esta entendiendo.
A la hora de hacer un catálogo de situaciones que nos producen algún tipo de sentimiento negativo, del tipo que sea, podemos citar miles, y aún así nos faltarán más del 90%, porque habrá muchas que desconozcamos, bien porque no tengamos la experiencia, bien porque nuestra memoria no retiene tantas tonterías. Pero sí que se podría analizar y catalogar más facilmente las cosas que nos producen impasibilidad. Vivir algo que realmente no nos importe en absoluto, a pesar de que por la naturaleza o los hechos en sí, debiera perjudicar nuestro estado de ánimo. De este modo podriamos decir: soy inmune a todo esto, pero no a todo lo demás. ¿Y de qué nos sirve? Absolutamente de nada.
Siempre he estado en contra de las catalogaciones. ¿Qué afán tenemos los humanos por catalogarlo todo? Empezando y terminando por nosotros mismos. Es el mismo sentido que catalogar lo que nos afecta y lo que no, porque esto engloba todo lo demás. Es el sentido del Miedo Original. El miedo a lo desconocido, a lo que no es que no podamos, sino que no sabemos como controlar. ¿Realmente catalogarlo todo nos sirve para hacer frente a ese miedo? Lo que parece un comportamiento racional no es más que un comportamiento animal de supervivencia un poco más perfeccionado.
Comer, beber, amar... y catalogarlo todo!!!
lunes, 26 de noviembre de 2007
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