Inevitable
sentir como mi pecho arde.
Mi corazón desprende
una calor absurda,
desmesurada...
Y duele.
Quizá se secó,
como el pasto inutil
que nos sobra tras
la siega
y nadie quiere.
O quizá es que sigues
lejos d él.
Alejado tu pecho de este
que palpita
azotado por la ansiedad
que ni un sollozo
oculto
aplaca.
El calendario abre de nuevo
la puerta
a mis tormentos,
que tu cierras
con todos dentro.
martes, 25 de septiembre de 2007
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