Ha pasado el tiempo de escribir
con ganas, desde dentro…
De los versos frenéticos, sin uso.
De las palabras que alimentaban
los deseos de mi vanidad.
La nada llena ahora mis vacíos,
como todas esas cosas que no recuerdo
los llenaron en su momento.
Ha pasado el tiempo de vivir
sin miedo, con amor y celos.
El dolor no lo mitigan ya las letras
o el mistela dulce de unos labios
que para nada supieron
cuanto los amé.
Y aún hoy, a veces piensan
que me movía la pura compasión.
viernes, 9 de marzo de 2007
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