Los días duraban menos
en una tarde como la de hoy,
hace justo medio año.
a las nueve era ya de noche
y me resultaba
tras un largo rato de insistencia
más sencillo mirarte a los ojos
que momentos antes.
Esperaba que llegases con un lazo,
me aterraba que vinieras
con la duda o con el pánico.
Trajiste en su lugar esa alegría
que contagias.
No fue un cumplido cuando dije
"Eh, me gustan tus zapatos"
No fue premeditado cuando
sin poder mirarte todavía
fijamente a los ojos,
me aferré a tu mano.
Y desde entonces
ya no es sólo dopamina.
Ahora todo son
buenos momentos.
El agradecimiento
por la ilusión desmesurada.
que me produce verte
oirte
saberte ahí.
Esperar que llegues (aún lo espero)
con un lazo.
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lunes, 21 de julio de 2008
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